¿Qué probabilidad había de que naciéramos tal y como somos?

- Un estudio de la Universidad de Harvard ha calculado todos los condicionantes previos al nacimiento de un ser vivo.

- Es como si dos millones de personas jugaran con un dado de mil billones de caras y sacaran todos el mismo número.



¿Alguna vez se ha preguntado qué probabilidades había de que fuera como es, de que tuviese ese pelo, esa altura o color de ojos? Es más:

 ¿alguna vez te has preguntado qué probabilidades había de que llegase siquiera a existir? El doctor Ali Binazir ha tratado de responder a esta pregunta en un artículo publicado en un blog de Harvard, que también ha sido plasmado en una interesante infografía. Por ejemplo, Binazir estima que un hombre, un padre, podría (y subraya podría) haber conocido a una madre entre 200 millones de mujeres, pero calcula que realmente habría conocido unas 10.000 a lo largo de 25 años. 

Una vez que los padres se conocen, los números no son más sencillos. Los seres humanos somos la combinación de un espermatozoide y un óvulo concretos y cada madre tiene una media de  100.000 óvulos fértiles durante toda su vida, mientras que el padre generó aproximadamente unos 400.000 trillones de espermatozoides totalmente diferentes por lo que la probabilidad de que el bebé que engendren seas uno mismo y exactamente uno mismo es de 1 entre 400.000 trillones.

 Aunque para que se dé esa probabilidad, primero todos los ancestros tuvieron que nacer, crecer y reproducirse sabiendo que hay un 50% de probabilidades de que ocurra todo eso. Contando con que cada 20 años hay una nueva generación y que los primeros humanos aparecieron hace más o menos 3 millones de años, nos deja con 150 generaciones que tuvieron que pasar el proceso estadísticamente casi imposible para llegar a un nacimiento, lo que equivale a una probabilidad de 1 entre 10 elevado a 45.000. Por último, la posibilidad de que en todas esas 150 generaciones se unieran el espermatozoide y el óvulo que dieron lugar a uno de los ancestros es de 1 entre 10 elevado a 2.640.000.

 Sabiendo todos estos datos, para saber la estadística exacta de que un individuo terminase existiendo hay que sumar todas esas cifras y da un resultado de 1 de cada 10 elevado a 2.685.000. 

Para hacerse la idea de la improbabilidad de un nacimiento, hay que compararlo con otras cifras gigantescas, como que un hombre adulto de 80 kilos está formado por cerca de 10 elevado a 27 átomos, que el número de átomos que componen la Tierra es de 10 elevado a 50 o que el universo conocido está hecho de 10 elevado a 80 átomos. 

En resumen, la posibilidad de que una persona termine siendo exactamente esa persona y no otra es la misma que la de que dos millones de personas se juntasen para jugar cada uno con un dado con mil billones de caras y que todos sacasen el mismo número, es decir, casi cero. Todo un milagro.




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